Palabras Guardadas: Confesiones

¿Cuál ha sido el momento más doloroso de su vida, cómo la afectó y qué ha hecho o (o hizo) para superarlo?

La muerte de mi primer marido fue lo más doloroso, él era mi maestro y quien desarrolló mi pasión investigadora por el nuevo paradigma de la ciencia y la tecnología. Sí, me afectó tanto que dejé de bailar y ya no quería ni salir a la calle; sin embargo, como se infiere de la respuesta anterior, al mes mi vida cambió para siempre: apareció de repente el “Huracán HUGO CHÁVEZ” y, a partir de ahí, emprendí un programa colosal con resultados sorprendentes hasta el sol de hoy. Hice mi primera incursión en el mundo político-social y defiendo este proyecto de vida nacional bolivariana y revolucionaria, cuyo líder es nuestro Presidente. Pienso que convertí el dolor en fuerza inusitada pues por vez primera adelanto dos programas integrales simultáneos con gran impacto social: artístico-educativo y comunitario. También, al fin me atreví a escribir unos artículos para la prensa y leí cientos de libros científicos, descubriendo aquel mundo de maravillas al cual mi primer marido me había introducido. Es decir, la visión sistémica del Todo, que desde pequeña mis padres me habían inculcado, se vio reafirmada y fue así como extraje varias respuestas a mayores interrogantes: la naturaleza; el gran universo y el lugar de la inteligencia cognoscente en él. Lo más importante fue comprender el modelo de Einstein con su continuo, o espacio-tiempo, luego la acción a distancia de la naturaleza cuántica de cuanto existe, y, actualmente, la estrecha relación entre la gravedad y la conciencia (propuesta por quien resolvió las ecuaciones matemáticas que demostraron la existencia de los Agujeros Negros: Roger Penrose).

Hay algo que constantemente está presente en mi mente, son aquellas palabras que un día Einstein pronunció luego de la fundamentación de la mecánica cuántica: “Hasta la más mínima gota caída del pétalo de una rosa en el rocío de la mañana repercute en la estrella más lejana del universo”. Hoy, luego de haberse comprobado la acción a distancia, podemos agregar que la repercusión es inmediata y no mediada por vector alguno, lo cual implica que la estrella más lejana de nuestra región del universo recibe la información de la caída de esa gota en el mismo instante en que se produce, sin importar el espacio que tenga que recorrer hasta a esa luminaria. Sólo que ya ese brillante sistema quizá no exista pues lo que observamos es su pasado desde nuestro afortunado presente. Esto representa una paradoja, hay que tener en cuenta la velocidad del desplazamiento de la luz en el vacío del espacio pero como la energía del sistema siempre se conserva, es su fantasma el que recibe la información de la susodicha gota. Dicen “fantasma” en alusión al agujero negro, que es el estado extremo de implosión –muerte o desaparición total de la estrella.

Los procesos aquí mencionados se han convertido en leyes universales que se cumplen en todas partes por igual, y a mí no me cabe la menor duda de que la visión remota y tantos otros fenómenos, mal llamados “paranormales”, algún día encontrarán en tales procesos-leyes su más plausible explicación. Soy testigo de que los mejores artistas marciales que he conocido han sido entrenados a desarrollar hasta siete sentidos, casi igual que como lo hicieron conmigo. De manera que, en resumen, fue así como superé el momento más doloroso que viví… investigando, leyendo, escribiendo, emprendiendo programas de gran envergadura.

¿Y el más afortunado?

Este, respondiéndole sus preguntas Aquí y Ahora. Hace pocos minutos sucedió otro momento estelar en mi vida ante cientos de testigos, y si sigo en sentido regresivo confieso que no sé cuántos, ni cuál de ellos fue el más afortunado. El arte del movimiento genera la necesidad de conocer distintos saberes y que amalgamados en un instante dado dan lugar a lo más afortunado. Sin embargo, eso de lo más doloroso o de lo más afortunado para mí no existe, mas comprendo que para ustedes el mundo y la vida son solo entendibles por contrastes. Opuestos como el bien y mal, Yin y Yang, paraíso e infierno, doloroso y afortunado, triunfo y fracaso. Todo cuanto nos sucede es obligatorio vivirlo pero sufrirlo o disfrutarlo en su justa dimensión es opcional, parafraseando a alguien cercano al Dalai Lama. Francamente, me alegró bastante que no me preguntaran nada acerca del amor y puesto que hace milenios venimos haciendo un desastre de la vida planetaria. Estaré ahí cuando venga la gran sacudida del mundo y lo consideraré, según su pregunta, el momento más afortunado de toda mi existencia. Me cuesta un poco mencionar nombres y apellidos de los superhéroes de la danza mundial  con quienes compartí momentos cumbres de mi trayectoria, muchos ya murieron y otros ahora son directores como yo. Pueden pasar 10, 20 o 30 años sin comunicarnos y no obstante, si necesitamos algo del otro, respondemos inmediatamente: asumimos sin cuestionamiento alguno con todo y sus consecuencias. Entre artistas y verdaderos creadores no existen apendejadas condicionales, mezquindades, celos profesionales, ni zancadillas con premeditación y alevosía. Lo que hay es mística real, solidaridad, disciplina, disposición espontánea y ética inviolable pase lo que pase, y con respecto a esta última, debo agregar que somos sus más severos e implacables defensores. Por eso algunos nos temen al tiempo que nos veneran como íconos del arte y la cultura. Además, no respaldamos laureles fabricados por la propaganda, apoyada por algún poder político o económico muy presto a utilizarlos para justificar una gestión en el ámbito que nos incumbe. Se es o no se es con o sin propaganda y el deber político es saber distinguir entre uno y otro, en consecuencia: pronunciarse o abstenerse. ¿Es eso afortunado?, pienso que sí, lo contrario es una profanación que perjudica a los pueblos de este mundo y que han parido sus propios cultores, creadores, artistas y generadores del movimiento cultural. Por supuesto que detrás de ese parto hay una filosofía y epistemología operando en los modos propios que generan cultura e identifica a los pueblos y a sus íconos. Entonces, lo primordial en un proceso de cambio político-social-económico es la transformación de la conciencia colectiva por medio de la cultura, que incluye educación, ciencia y tecnología, deportes, artes y artesanía en todas sus modalidades, agricultura y muchos otros. Todo ese asunto es realmente tan complejo como el universo mismo y hay que planificar al mismo tiempo que actuar, ortogonal a las estructuras burócratas que están petrificadas por sus procedimientos administrativos paralizantes. Yo diría que lograr esa transformación, con semejante aparataje, ya no sería algo afortunado sino una proeza heroica y mágica.

¿Cuál ha sido el mayor obstáculo que usted ha logrado superar en su vida y cómo lo hizo?

El mayor obstáculo que he logrado superar soy yo misma, eso también me lo advirtieron desde la infancia y en mi entera trayectoria lo viví ene cantidad de veces. El secreto, o la llave de oro es permanecer en constante estado de meditación mientras se trabaja, se conversa, se camina, escribiendo un texto, bañándose, haciendo el amor y cuando se duerme. Y no importa si uno está frente a 50.000 o a 100.000 espectadores, uno tiene que mantenerse en ese estado alterado de conciencia y del cual emergerá espontáneamente el pleno potencial de las maestrías alcanzadas. Sin falla alguna, marcarás a esos grandes colectivos por el resto de sus vidas. Te conviertes entonces en una leyenda viva pero de ella igualmente deberás cuidarte porque puede liquidarte rapidísimo. Por mucho más que eso, unos días atrás declaré a la prensa que eso de los imposibles solo existe en las mentes de los incapaces. Incapaz es todo aquel encarcelado en su cosmovisión por la crisis de su propia matriz epistémica, que se impone por encima de su sabiduría impidiéndole avanzar en el tiempo que se vive y que no es igual al de los siglos pasados. Del legado del pasado solo debemos preservar algunos principios que todavía son válidos. Estoy hablando en términos científicos ciertos y aplicables a la política, a lo social, a lo económico y a lo ambiental –cual todo inseparable e inexorablemente interconectado. Los incapaces no saben meditar ni creen en sus efectos porque se aferran al racionalismo duro cartesiano todavía, en pleno cambio de ese viejo paradigma por el nuevo de la física cuántica, de la cosmología actual y de la inusitada tecnología que se ha desarrollado gracias a la cuántica.

Sin embargo, como se desprende de este texto, uno también tiene que saber lidiar con los incapaces, aunque sean ministros, empresarios o pupilos nuestros. Lo crucial de ese proceso está en uno mismo pues hay que soportar lo insoportable, tener paciencia y escoger el instante adecuado para agarrar el toro por los cachos: resolver adecuadamente coyunturales cascadas de problemas. En estos casos la creatividad y la meditación son nuestros mejores aliados, así como intuir cuándo, cómo, dónde y qué decir a quien produce la cascada de problemas.

Debo confesar que la paciencia no siempre va bien con la acción a distancia, sobre todo si uno pierde la perspectiva del Todo involucrado, así que repito: el mayor obstáculo que he superado soy yo misma y el cómo lo hice está relacionado con el entero contenido de hasta lo aquí dicho y escrito por mi propia mano.