Nietzsche
escribió "Yo sólo creería en un dios que supiese bailar", y yo creo
en la danza cuántica de la naturaleza como intérprete del Arte del Movimiento
que soy. Toda la obra de Nietzsche sirvió para orientar mis modos de pensar,
sentir, hacer y vivir durante veinte años o más en ese mundo internacional de
la danza.
Esa gran
energía mental y física, vertida en la permanente creatividad del Arte del
Movimiento, pronto me plantearon la pertinencia de otros saberes humanos para
potenciar mi entendimiento de El Todo: El universo y la naturaleza humana. La
verdad es que ese entendimiento parece una historia sin fin puesto que aún ando
en eso, igual que la ciencia. Hay más interrogantes que respuestas.
Sin
embargo, mucho ha cambiado la cosmovisión que la humanidad tenía desde los
tiempos platónicos-aristotélicos hasta hoy, especialmente en lo referente a los
sistemas de vida planetaria. La experiencia de la realidad concreta empezó a
cuestionarse desde hace casi ochenta años con la irrupción de la física cuántica
ante la comunidad científica mundial, y lo que Einstein más temía
(implicaciones de la mecánica cuántica con la metafísica oriental), es
exactamente a lo que se ha llegado: las percepciones engañan y no sabemos por
qué somos ni hay forma o manera de comprobarlo; es decir que somos una ILUSIÓN,
o lo que es igual: un constructo de la mente consciente.
Estamos,
desde entonces, en un cambio de paradigma sujeto a debates en tanto la manera
de preguntar a la naturaleza, o como lo expuso León Lederman: “Si el universo
es la respuesta, cuál es la pregunta”.
Particularmente no soy positivista ni constructivista y tampoco
creacionista, puesto que en vez de Dios pienso que la máxima obra del Arte del
Movimiento es el Universo, y nosotros los humanos somos su reflexión que
intenta –fallidamente- autoanalizarse. En consecuencia, no creo que “la
conciencia humana es fenómeno alienígena a la naturaleza, y, mucho menos, un
incidente de ella que puede darse o no siempre y cuando los sistemas alcanzan
un alto grado de complejidad, como el cerebro humano”.
El
blog es un esfuerzo por plasmar opiniones, vivencias, conocimientos políticos,
sociales, económicos y científicos. La influencia de Nietzsche prevalece
especialmente en el ideal común de superarse a sí mismo y las circunstancias,
en La Tierra como organismo vivo y en mi propia antibiografía -libro en
construcción con 9 revisiones y que aún no me satisface.
En cuanto al título de este blog, “Así habla Zhandratustra”, se debe al gran titular de mi primera entrevista con el diario principal de la ciudad de Hamburgo-Alemania, debido a mi debut como Estrella Invitada del Ballet de la Opera de Hamburgo para interpretar la Tercera Sinfonía de G. Mahler “estreno mundial”, hace como 35 o 36 años. Desde ese momento los amigos empezaron a llamarme “Zhandratustra”. Y Zaratustra era mi libro de cabecera en esa época fascinante de mi trayectoria artística por toda Europa.
En cuanto al título de este blog, “Así habla Zhandratustra”, se debe al gran titular de mi primera entrevista con el diario principal de la ciudad de Hamburgo-Alemania, debido a mi debut como Estrella Invitada del Ballet de la Opera de Hamburgo para interpretar la Tercera Sinfonía de G. Mahler “estreno mundial”, hace como 35 o 36 años. Desde ese momento los amigos empezaron a llamarme “Zhandratustra”. Y Zaratustra era mi libro de cabecera en esa época fascinante de mi trayectoria artística por toda Europa.
Zhandra Rodríguez
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