Aportes para el
Embajador
(III)
Por
Zhandra Rodríguez: artista del movimiento
Superficialmente, en la segunda
entrega de estos aportes se abordaron algunos de los misterios sin resolver de
la física cuántica, los cuales impiden a la filosofía abordar la correcta-conciliatoria
interpretación entre dos cosmovisiones que están en pugna. Pero hay algo que
llama la atención: la proliferación de los métodos alternativos medicinales holísticos;
sistémicos; meditativos; hipnosis de regresión; cristalografía; aromaterapia;
oraciones y otros. Los positivistas dicen que tal fenómeno nada tiene que ver con la física cuántica, sino con el
estrés diario producto del ritmo de vida, familiar, laboral, ambiental, educacional,
mediático y un largo etcétera.
La tarea es insistir en que sí tiene todo que ver con lo que los
positivistas tratan de negar: los efectos de la mecánica cuántica a nivel
molecular sobre la salud, individual y colectiva, según los modos de
pensamiento que rigen la psiquis, las posturas y reacciones típicas de la
autodestrucción mental y física. (Lo
cual obedece al viejo paradigma
científico aún dominante, impuesto por la
perversa conveniencia económica, financiera
y productiva –o Nuevo Orden Mundial, que
nunca concluye en la tan añorada suprema felicidad social posible). Y por
qué insistir, porque al final estamos hechos de sistemas cuánticos; porque,
aunque los biólogos no lo acepten, sin la mecánica cuántica no puede operarse
en el cerebro lo que llamamos conciencia de sí y que da lugar a los modos de
pensamiento.
Esto último, fundamentalmente, tiene
que ver con la OR de
Psi (estado coherente –continuo). Porque con OR, se inicia el proceso discontinuo de Psi, cognoscente del controversial
aquí y ahora y de la no tan mitológica caída del ángel al plano
tridimensional finito; es decir, de
la manifestación del Ego. OR incumbe
a la gravedad y la conciencia a cierto instante del tiempo físico-cuántico y se
relaciona a su vez con el Yo individual
(nombre y apellido), quien promueve, impulsa y estimula la competencia con
sus similares, y es el mismo que se rebela contra la propia naturaleza a la
cual se debe.
Dicho lo anterior, se aborda ahora
la menuda peluza de las dimensiones de los dos mundos en conflicto… ¡uff! En
primer lugar, todavía hay gente (en París), jurando que el mundo es tan plano
como Euclides lo dijo y dibujó. Otros, a partir de Descartes y su geometría
analítica, especialmente esos que se autodenominan metafísicos, dicen que
estamos atrapados en el mundo tridimensional. Luego, con Einstein, se puso en
boga la tetra-dimensionalidad de ese mismo mundo; y, finalmente, la física
cuántica adoptó el modelo espacio-temporal de David Gilbert, el cual es
infinito-dimensional. ¿Qué implica la infinito-dimensionalidad?
Que hay que considerar ene dimensiones-direcciones
y posiciones cualquier sistema cuántico; que el sistema orientado en equis direcciones
está y actúa en tales ene
coordenadas cartesianas, llamados planos complejos; que el sistema, estando y
actuando en planos complejos, igualmente, está dentro y fuera de su aparentemente
restringido radio de acción. Aún encerrado y/o confinado en un cuarto
herméticamente sellado. Que el sistema, similarmente, estando dentro y fuera
del cuarto, herméticamente sellado, también actúa a distancia inconcebible de
ipso facto (Acción a Distancia), de aquí a cualquier región del gran universo.
El sistema, además, interactúa con todo el
aparataje que lo contiene, con quienes observan su comportamiento y con el inmenso
conjunto de sistemas de otras regiones del gran universo –en un solo acto. El
sistema invade todas las órbitas y ocupa todos los espacios sin importar
distancias u obstáculos. Luego, cualquiera con dos dedos de frente se
preguntaría: cómo aplicar esa ética de los sistemas al comportamiento humano.
Tiene que existir alguna suerte de relación óntica con semejante fundamento
cosmológico y más evidente que el mero decir “mentaliza lo que deseas”. Y ni qué decir qué tipo de leyes se
adecuarían a un nuevo concepto del Derecho, cuando, en contraparte, está
vigente el principio de exclusión de Pauli… “ningún sistema puede ocupar el
lugar que esté ocupando otro”. ¿Y entonces?
El concepto de la acción a distancia
esta intrínsecamente relacionado con el de no-local, que contradice la
relatividad: nada puede viajar más rápido que la luz y para lo cual, Einstein y
Rosen, formularon sus puentes (mejor conocidos como “agujeros de gusano”, o
túneles del tiempo). Por supuesto, a raíz de lo expuesto en estas tres entregas,
la metafísica no-ontológica dio luz verde para que todas las brujas salieran a
volar. No existe un más allá de la física, lo que tenemos es nuestra propia incapacidad
humana y tecnológica para solucionar dos realidades en conflicto (la clásica y la
cuántica), con el problema de que la clásica está hecha de la cuántica. A decir
verdad con muchos asuntos sin resolver y preguntas como esta: ¿es conciente el
electrón y todo el universo?
PUEESSS... NO LO ENTIENDO TOTALMENTE... LO DIGERIRÉ MAS TARDE... MUUY INTERESANTE... ES POSIBLE QUE EN ESTO ESTÉN VARIAS RESPUESTAS QUE ME HE ECHO HACE AÑOS... Y SIEMPRE LAS CONSEGUÍ EN LA ETOLOGIA COMPARADA ... PERO NO ME COMPLACIERON COMPLETAMENTE...
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