lunes, 29 de octubre de 2012

Un ensayo sobre la Filosofía de la Física Cuántica


Aportes para el Embajador
(III)

Por Zhandra Rodríguez: artista del movimiento

Superficialmente, en la segunda entrega de estos aportes se abordaron algunos de los misterios sin resolver de la física cuántica, los cuales impiden a la filosofía abordar la correcta-conciliatoria interpretación entre dos cosmovisiones que están en pugna. Pero hay algo que llama la atención: la proliferación de los métodos alternativos medicinales holísticos; sistémicos; meditativos; hipnosis de regresión; cristalografía; aromaterapia; oraciones y otros. Los positivistas dicen que tal fenómeno nada tiene que ver con la física cuántica, sino con el estrés diario producto del ritmo de vida, familiar, laboral, ambiental, educacional, mediático y un largo etcétera.

La tarea es insistir en que tiene todo que ver con lo que los positivistas tratan de negar: los efectos de la mecánica cuántica a nivel molecular sobre la salud, individual y colectiva, según los modos de pensamiento que rigen la psiquis, las posturas y reacciones típicas de la autodestrucción mental y física. (Lo cual obedece al viejo paradigma científico aún dominante, impuesto por la perversa conveniencia económica, financiera y productiva –o Nuevo Orden Mundial, que nunca concluye en la tan añorada suprema felicidad social posible). Y por qué insistir, porque al final estamos hechos de sistemas cuánticos; porque, aunque los biólogos no lo acepten, sin la mecánica cuántica no puede operarse en el cerebro lo que llamamos conciencia de sí y que da lugar a los modos de pensamiento.

Esto último, fundamentalmente, tiene que ver con la OR de Psi (estado coherente –continuo). Porque con OR, se inicia el proceso discontinuo de Psi, cognoscente del controversial aquí y ahora y de la no tan mitológica caída del ángel al plano tridimensional finito; es decir, de la manifestación del Ego. OR incumbe a la gravedad y la conciencia a cierto instante del tiempo físico-cuántico y se relaciona a su vez con el Yo individual (nombre y apellido), quien promueve, impulsa y estimula la competencia con sus similares, y es el mismo que se rebela contra la propia naturaleza a la cual se debe.

Dicho lo anterior, se aborda ahora la menuda peluza de las dimensiones de los dos mundos en conflicto… ¡uff! En primer lugar, todavía hay gente (en París), jurando que el mundo es tan plano como Euclides lo dijo y dibujó. Otros, a partir de Descartes y su geometría analítica, especialmente esos que se autodenominan metafísicos, dicen que estamos atrapados en el mundo tridimensional. Luego, con Einstein, se puso en boga la tetra-dimensionalidad de ese mismo mundo; y, finalmente, la física cuántica adoptó el modelo espacio-temporal de David Gilbert, el cual es infinito-dimensional. ¿Qué implica la infinito-dimensionalidad?

Que hay que considerar ene dimensiones-direcciones y posiciones cualquier sistema cuántico; que el sistema orientado en equis direcciones está y actúa en tales ene coordenadas cartesianas, llamados planos complejos; que el sistema, estando y actuando en planos complejos, igualmente, está dentro y fuera de su aparentemente restringido radio de acción. Aún encerrado y/o confinado en un cuarto herméticamente sellado. Que el sistema, similarmente, estando dentro y fuera del cuarto, herméticamente sellado, también actúa a distancia inconcebible de ipso facto (Acción a Distancia), de aquí a cualquier región del gran universo.

        El sistema, además, interactúa con todo el aparataje que lo contiene, con quienes observan su comportamiento y con el inmenso conjunto de sistemas de otras regiones del gran universo –en un solo acto. El sistema invade todas las órbitas y ocupa todos los espacios sin importar distancias u obstáculos. Luego, cualquiera con dos dedos de frente se preguntaría: cómo aplicar esa ética de los sistemas al comportamiento humano. Tiene que existir alguna suerte de relación óntica con semejante fundamento cosmológico y más evidente que el mero decir “mentaliza lo que deseas”. Y ni qué decir qué tipo de leyes se adecuarían a un nuevo concepto del Derecho, cuando, en contraparte, está vigente el principio de exclusión de Pauli… “ningún sistema puede ocupar el lugar que esté ocupando otro”.  ¿Y entonces?

        El concepto de la acción a distancia esta intrínsecamente relacionado con el de no-local, que contradice la relatividad: nada puede viajar más rápido que la luz y para lo cual, Einstein y Rosen, formularon sus puentes (mejor conocidos como “agujeros de gusano”, o túneles del tiempo). Por supuesto, a raíz de lo expuesto en estas tres entregas, la metafísica no-ontológica dio luz verde para que todas las brujas salieran a volar. No existe un más allá de la física, lo que tenemos es nuestra propia incapacidad humana y tecnológica para solucionar dos realidades en conflicto (la clásica y la cuántica), con el problema de que la clásica está hecha de la cuántica. A decir verdad con muchos asuntos sin resolver y preguntas como esta: ¿es conciente el electrón y todo el universo?


1 comentario:

  1. PUEESSS... NO LO ENTIENDO TOTALMENTE... LO DIGERIRÉ MAS TARDE... MUUY INTERESANTE... ES POSIBLE QUE EN ESTO ESTÉN VARIAS RESPUESTAS QUE ME HE ECHO HACE AÑOS... Y SIEMPRE LAS CONSEGUÍ EN LA ETOLOGIA COMPARADA ... PERO NO ME COMPLACIERON COMPLETAMENTE...

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