SHIVA: el Rey-Dios del Arte del Movimiento

“El bailarín cósmico llamado Shiva, es el poder: energía y vida de todo lo que existe. En la danza el ser creado es inseparable de su creador así como el universo y el alma de uno mismo no se puede separar… El arco de fuego dentro del cual baila Shiva es el vestíbulo de la conciencia. Shiva Nataraja danza el universo dentro y de entre la existencia, revelando la extrema realidad”. Sivananda Tandava, bien lo describe: “la danza cósmica de Shiva Nataraja es símbolo y realidad. Shiva es movimiento que da lugar a la creación (cósmica), la preservación y la disolución (del universo), la tríada que tomada junta es el principio de Maya (realidad ilusoria) dentro de cada uno de nosotros y dentro de cada átomo del universo. Shiva, (Rey-Dios del Movimiento), es conciencia pura más allá de las condiciones de la naturaleza”: (Creación, Preservación y Disolución).

Creo que más claro no canta un gallo: nada hay estático en la realidad maya que percibimos. Incluso en la piedra más dura de carbono, que esconde en su interior al diamante, los átomos y partículas que lo componen se mueven a velocidades insólitas. El electrón, normalmente, puede dar hasta siete mil billones de revoluciones por segundo alrededor de cualquiera de los núcleos atómicos de usted. ¿Usted percibe esa enorme velocidad dentro de usted mismo? Y estando nosotros situados cerca del ecuador, ¿percibe usted que nuestro planeta rota sobre sí mismo a una velocidad de 1.666 kilómetros por hora? Bueno pues de eso es que se trata Shiva (Rey-Dios del Movimiento) y la realidad fábula-concreta percibida por los humanos. Pero, advierte, que tal concreción es un engaño de las percepciones que se opera en cierto nivel de nuestra conciencia, objetivando así todo aquello que consideramos real. Y hay más a partir de Shiva, en los libros sagrados vedas y antes de los griegos:

“El jiva es anu-chaitanya (sensibilidad del átomo), indefectiblemente dotado con atributos de jnana (consciencia), presidido por el término aham (ego –la conciencia del sí mismo). El jiva tiene naturaleza eterna como entidad atómica, suprasensible y absolutamente perfecta: es la condición imperecedera de jiva. Estos términos son del sánscrito, la madre de todas las lenguas de la tierra. En aquella época perdida en la noche de los tiempos y antes de la escritura, se decía: ¡Oh Jiva! Y para nadie es un secreto que Hitler envió a cientos de sendas misiones a la India ancestral y traducir sus más sagrados libros, de donde su anteproyecto de la bomba atómica y de la cohetería, y de aquel desesperado apuro de los aliados para ser el primero en llegar a Berlín. Ese Oh Jiva, en manos de los aliados, de repente se convirtió en “ojiva” (nuclear), dejando atrás lo escrito en su propia biblia judeo-cristiana… “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” (el átomo).

Si Shiva es Conciencia Pura en Movimiento creador del universo, en todos los niveles, clásico-convencional y cuántico relativista, el arte del movimiento al cual se han dedicado monjes, lamas, druidas, brahmanes y chamanes (hasta los actuales artistas de la danza), tienen mucho en común aunque no lo sepan con certeza sino por intuición. El estado alterado de la conciencia alerta, para mí y para las personas de este ámbito, con quienes he hablado innumerables horas sobre este tema, nos permite crear y descubrir maneras insospechadas de decir algo con innumerables códigos corporales que no pueden ser escritos, verbalizados, ni musicalizados. Es “la palabra en movimiento”, y ni los tres últimos podrían existir sin el movimiento que permitió la formación de la atmósfera terrestre, en donde sí existe el color, la música y las demás manifestaciones del arte y la cultura. Por eso apoyé a Maya Plisetskaya (Premio UNESCO de La Danza), cuando dijo cierto Día Internacional de este arte: “En el principio fue el movimiento” y por esa misma razón, espero que la inconclusa Teoría del Holo movimiento sea incorporada a la de Penrose.